5º y 6º de primaria del 19 al 23 de octubre


 Lunes 19


Uno de entre la gente dijo a Jesús: –Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.  Jesús le contestó: –Amigo, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?  
También dijo: –Guardaos de toda avaricia, porque la vida no depende del poseer muchas cosas. 
Entonces les contó esta parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: ‘¿Qué haré? ¡No tengo donde guardar mi cosecha!’ Y se dijo: ‘Ya sé qué voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes en los que guardar toda mi cosecha y mis bienes. Luego me diré: Amigo, ya tienes muchos bienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y goza de la vida.’  Pero Dios le dijo: ‘Necio, vas a morir esta misma noche: ¿para quién será lo que tienes guardado?’ Eso le pasa al hombre que acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico delante de Dios.” 
Lc 12, 13-21

Para reflexoinar

¿Qué cosas materiales me atraen y tengo que estar " alerta" porque me pueden apartar de los amigos, la familia y mis obligaciones?

Martes 20

 
"Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre."  
Lc 12, 35-38

El samurái

Cerca de Tokio vivía un anciano samurai, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
 
 Cierta tarde, un guerrero conocido por su falta de escrúpulos apareció por el barrio. Era un famoso provocador, que poseía una inteligencia privilegiada que le permitía ver los errores y puntos débiles de sus adversarios, y que era capaz de contraatacar con una velocidad fulminante. Este joven e impaciente guerrero jamás había perdido una pelea. Conocía la reputación del samurai y fue hasta allí para derrotarlo y aumentar así su fama.
 Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo samurai sorprendentemente aceptó el desafío.
 Todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a provocar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió la cara, lo insultó de todas las maneras posibles, llegando incluso a ofender a sus antepasados. Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el viejo samurai permaneció impasible. Hasta que al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
 Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y  provocaciones, los alumnos le preguntaron: ¿Cómo pudiste soportar tanta humillación? ¿Por qué no usaste tu espada aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
 
 El anciano samurai respondió: Si alguien se acerca a ustedes para darles un regalo y no lo aceptan, ¿quién se queda con el obsequio? Quién intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos.
 
 Lo mismo vale para la ira, los insultos, la humillación… -dijo el maestro. Cuando no los aceptamos, se los queda aquél que quería dárnoslos.

“Cuando el sabio habla, a todos les cae bien; cuando el tonto abre la boca, provoca su propia ruina”. Eclesiastés 10:12

Miércoles 21

A mediados de semana y pidiendo sabiduría a Dios proponemos una rueda de opciones ante los problemas del día a día.



Jueves 22 

¿Qué es la sabiduría?

 




Viernes 23

Decía también a la gente: «Cuando veis que una nube se levanta por occidente, al momento decís: `Va a llover', y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: `Viene bochorno', y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.»
Lc 12, 54-59