¿POR QUÉ REZO?
Rezo porque amo. Cuando quiero a una persona, me gusta hablar con ella mucho tiempo.
Pues lo mismo con Jesús.
En esos momentos digo todo lo que pienso, todo lo que se me ocurre.
Hablo de todo lo que importa a mí y a mis amigos.
Y luego escucho.
Porque cuando rezo, el padre, Jesús, y el Espíritu Santo están hablando conmigo. Me enseñan muchas cosas. Yo escucho, y así voy aprendiendo.
Además, puedo rezar en cualquier sitio: en la iglesia, en casa, en la cama, en el campo, bajo las estrellas, a la sombra de los árboles, por la calle...
Ni siquiera importa que esté sentado o de pie, de rodillas y apoyado en los talones como un japonesito o tumbado en el suelo. ¡Qué más da! A Dios le gusta hablar conmigo en cuaquier postura que me encuentre.
Le gusta verme ante Él. Me quiere tal y como soy, porque soy su hijo, porque soy la cosa más maravillosa que ha hecho.
¡Gracias Señor por quererme tanto!
(Podemos dejarles un par de minutos para que le cuenten algo a Jesús.)
14 de octubre, MIÉRCOLES:
Cuento: EL PAJARITO Y EL INCENDIO
Una vez se produjo en la selva un incendio. Sus
habitantes se quedaron horrorizados. El fuego amenazaba con devorar los árboles
y los acogedores bosques. ¿Qué hacer?
Un pajarito que estaba muy triste corrió
hacia el río, se metió dentro y luego se puso a volar sobre las llamas. Las
gotas de agua que llevaba en sus plumas las esparcía sobre el fuego intentando
apagarlo. Iba y venía del río incesantemente, repitiendo continuamente aquella
maniobra.
Un zorro le dijo entonces:
- ¿Qué estás haciendo? ¿Crees que con esas gotitas de agua que te quedan en las plumas conseguirás apagar ese incendio tan grande?
- ¿Qué estás haciendo? ¿Crees que con esas gotitas de agua que te quedan en las plumas conseguirás apagar ese incendio tan grande?
El pajarito contestó:
- Ya sé que mi ayuda es insignificante ante ese fuego. Pero no puedo hacer más de lo que hago. Así por los menos sé que estoy cumpliendo con mi deber. Si todos hubiéramos colaborado en apagar el fuego según nuestras posibilidades, las llamas ya se habrían extinguido.
Y de nuevo volvió al trabajo.
- Ya sé que mi ayuda es insignificante ante ese fuego. Pero no puedo hacer más de lo que hago. Así por los menos sé que estoy cumpliendo con mi deber. Si todos hubiéramos colaborado en apagar el fuego según nuestras posibilidades, las llamas ya se habrían extinguido.
Y de nuevo volvió al trabajo.
REFLEXIÓN:
¿Qué relación tiene esta historia con el DOMUND?
¿Tienen importancia nuestras
pequeñas colaboraciones? ¿Por qué?¿Qué relación tiene esta historia con el DOMUND?
15 de octubre, JUEVES: SANTA TERESA DE JESÚS
PDF de la vida de Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila.
https://drive.google.com/file/d/0B3kqFjr_xNvBal9tVjFuSmVpdWM/view
16 de octubre, VIERNES: Previa al día del Domund
El DOmingo MUNDial de las naciones es el día que la toda la Iglesia reza por los misioneros y misioneras que están repartidos por todo el mundo, ayudando a los más necesitados en los países pobres y colabora economicamente con ellos, para ayudarles en su labor.
CARTA DE UN
MISIONERO
"¡Hola! Soy un misionero murciano, que he
vivido muchos años en un país muy lejos de España, Mozambique. ¿Sabrías
encontrarlo fácilmente en el mapa? Tendrías que abrir tu Atlas, y darte un
paseo por el continente africano, por el sureste, en la costa, limitando con el
Océano Índico (como Murcia en España), allí lo encontrarás. Un país muy
extenso; una vez y media mayor que España. Pero con algo menos de la mitad de
sus habitantes.
Allí he vivido con niños como tú, muy alegres y
juguetones, pero, sobre todo, con muchas ganas de crecer, de ser mayores, de
estudiar, de saber. Ellos también responden cuando le preguntan qué quieren ser
de mayores: médicos, profesores, mecánicos, técnicos, futbolistas… sacerdotes.
Pero, desgraciadamente, para muchísimos de ellos
no se realizará este sueño porque Mozambique es muy pobre, los alimentos no
llegan para todos, mucha gente tiene solo una comida al día; hay muchísimas
enfermedades que matan ya en la primera infancia (tuberculosis, malaria,
SIDA…), pues no hay un hospital cerca de casa, los médicos son muy pocos y
faltan las medicinas más necesarias; muchos niños no pueden estudiar por falta
de escuelas y de profesores, y porque tienen que ayudar a sus padres en
pequeños trabajos de casa y en la agricultura; otros son huérfanos del tiempo
de la guerra, y viven de cualquier manera: al relente, sin familia ni casa, sin
higiene, sin juguetes, sin internet, sin teléfono móvil...: Son los “niños de
la calle”».
Bueno. Y tú ¿qué puedes hacer por ellos en la
campaña del Domund de este año y a lo largo de tu vida?...
"En primer lugar abre tu corazón y
piensa que esos niños de Mozambique (y
de otros muchos países del mundo) son también hermanos tuyos. Esos niños y niñas tienen el mismo derecho que tú a
vivir en paz, a comer, a tener una casa en condiciones, a crecer, a que curen
sus enfermedades: jugar, hacer deporte, estudiar y llegar a ser mayores.
En segundo lugar, esos niños, aunque vivan lejos
de ti, son tus hermanos. Ámalos, sin olvidarte de los que están más cerca.
Reza, también por ellos, al amigo de todos los niños.
Y, cuando puedas, aunque sea poco y te cueste
algún sacrificio, prívate de algún dulce o juguete u otra cosa; ayúdales dando
de tu dinero y de tus ahorros para las misiones.
Tu amigo misionero en Mozambique“ Francisco Lerma